Entendemos por educación a distancia cualquier proceso de enseñanza aprendizaje en el cual ninguno de los actores implicados, docentes y estudiantes, necesitan coincidir físicamente en el lugar donde se imparte la acción.
Pienso que gracias a la aparición de las tecnologías de información y la comunicación (TIC) y en especial, dentro de estas, Internet, el concepto de enseñanza a distancia ha sufrido una transformación acorde a las necesidades de hoy en día, acorde a las necesidades de la sociedad del conocimiento inundada por la globalización.
Creo que uno de los hitos que marcó este cambio fue la simplificación del uso de Internet para usuarios no expertos o la aparición de la también conocida como Web 2.0. Entiendo que la comunicación que ha reinado en la educación a distancia, es una comunicación asíncrona, debido al tiempo mínimo de contacto presencial directo, por tanto, también una comunicación menos fluida. Y es aquí donde Internet y sus “herramientas 2.0” (correo electrónico, foros de debate, redes sociales, wikis, podcast, etc) han dado un valor añadido a la enseñanza a distancia agregando fluidez a la comunicación e interoperabilidad.
Estas herramientas, en el ámbito de la educación, están permitiendo a los estudiantes dejar de ser meros receptores de la información y pasar a tener la oportunidad de poder crear y compartir contenidos y opiniones con otros usuarios de internet. Las tecnologías Web 2.0, en mi opinión, han cambiado radicalmente la manera de trabajar, interactuar y comunicarnos con nuestros compañeros y docentes.
En este panorama en el que consumidores se convierten también en creadores de información, generando lo que se conoce como inteligencia colectiva, es normal que nos surjan dudas sobre la calidad de los contenidos disponibles. Por todo esto, desde mi punto de vista, el papel del docente, refuerza su importancia como mediadores en estos ambientes.
En este sentido, me gustaría destacar la importancia de los controles de calidad. En estos momentos, y las estadísticas lo confirman, se está produciendo una verdadera masificación de cursos a distancia (a través de internet) los cuales se ofrecen de manera abierta a cualquier usuario de la red, los famosos MOOC. En estos casos el proceso de guía/asesor que puede ofrecer un docente se desvirtúa quedando delegado en el propio estudiante. Para cursos de contenidos muy acotados quizás esto esté justificado, pero para una formación reglada, personalmente no le veo futuro por el momento. Es por esto que la creación de entidades para la certificación por un lado de aptitudes o competencias adquiridas a través de los cursos y por otro de la calidad de los contenidos ofrecidos, facilitaría la justificación del conocimiento y la calidad del contenido.
Una cosa que me llama la atención es que, aún siendo mejor valorada la modalidad presencial vs a distancia, sea la primera (presencial) la que esté adoptando, y con ello vendiendo un valor añadido, características claramente definitorias de la segunda (a distancia). Por definición y por su condición, el rol del docente en la educación a distancia es de orientador y guía en el aprendizaje. Y ahora, con la inclusión de las TIC, se propone este mismo rol docente para la enseñanza presencial (Salinas, 1998).
Finalmente me atrevería a decir que, en un futuro no muy lejano, por no decir que ya está siendo una realidad, las dos modalidades principales de educación, presencial y a distancia, terminarán fusionándose u ofreciéndose de manera simultánea. En este caso, serán los implicados en la acción formativa (docentes, estudiantes y centros de estudios) los que elijan, en función de sus necesidades y posibilidades, como realizar, impartir u ofrecer sus estudios y de esta manera romper barreras universales de espacio y tiempo y garantizar, como ya promueve la Cumbre Mundial sobre la Sociedad de la Información (Ginebra, 2003), un acceso a la educación primaria de manera universal y por supuesto sin barreras.