La avalancha de datos emergentes que estamos sufriendo se ilustra con la afirmación de que «entre los albores de la civilización y el año 2003, sólo creamos 5 exabytes de información. Ahora estamos creando esa cantidad cada dos días.» (Smolan, R., & Erwitt, J., 2012) [1]
Esta afirmación tan demoledora, deja patente el papel tan importante de las tecnologías de la información y la comunicación (TIC) en la era actual como potenciadores del desarrollo de la información. Y lo más importante de todo esto, es que mientras que en el pasado el acceso a la información estaba vetado a unos privilegiados y su reproducción y distribución estaban sujetas a la velocidad de los medios de transporte (Adell, J., 1997) [2] en estos momentos, y sólo sujeto al hándicap de la dependencia tecnológica y del control por parte de algunos gobiernos, la información se encuentra un clic de distancia.
A mi entender, un clic de distancia es una distancia muy corta, o muy larga si no se tienen las competencias necesarias para gestionar toda la información disponible en Internet. La distancia más corta entre dos puntos es una línea recta, pero cuando uno accede a Internet puede acabar navegando de punto en punto y perderse sin dar finalmente con la información que buscaba.
¿Quién nos garantiza que la información a la que accedemos es fiable?. ¿Está actualizada dicha información?. ¿De donde proviene?. Son muchas dudas que quizás no todos nos planteamos cuando utilizamos recursos obtenidos de la red.
Desde que he empezado a trabajar utilizando metodologías de investigación y a utilizar los protocolos formales que se exigen para citar los recursos de información que utilizamos en artículos, me he dado cuenta de la importancia real de la información que aparentemente no se ve, o no veía en internet. Me refiero, y más adelante continuaré con mi opinión al respecto, a la metainformación, a los metadatos.
La web 2.0 marcó un antes y un después abriendo las puertas a los usuarios de Internet para poder generar contenido. Gracias a esto la información crece de manera exponencial. Pero a mi modo de ver, esto también es un problema. Un problema de gestión.
Me explico, aunque Internet y su World Wide Web fueron diseñadas en un lenguaje llamado HTML. Y este lenguaje de hipertexto permite enlazar o conectar la información entre sí, esto no evita que se genere contenido duplicado en la red, ni obliga a los usuarios a enlazar un contenido con otro, ni tampoco evita el acceso a contenido no deseado, ni obliga a informar de la fecha de su creación, etc.
Ahora mismo los buscadores o indexadores de la web son los encargados de poner un poco de orden. Sin buscadores como Google, Internet sería un caos de información. Internet sin buscadores, es como una biblioteca donde todos los libros se encuentran amontonados sin orden alguno. Pero, que el orden en el caos de Internet dependa de una empresa privada, no creo que sea la solución. Esta competencia no debería recaer en manos privadas o incluso en la de gobiernos que censuren o manipulen su contenido. El conocimiento, debe estar disponible de manera universal como dicta la Cumbre Mundial sobre la Sociedad de la Información (Ginebra, 2003).
Es aquí donde, desde mi punto de vista, entra en juego lo que comentaba en un principio, los metadatos, la web semántica o web 3.0. Una web donde la información contenga, como ya empieza a tener, descripciones explícitas y formales de los contenidos. De esta manera, la información podría ser entendida por las máquinas. Y así estas, de manera más eficiente, indexar la información y la relacionarla entre sí. Quizás, aplicando esta capa semántica, y gracias a la velocidad a la que crece el procesamiento de las computadoras, en algunos años, la red no necesitaría de intermediarios que pusieran orden.
Por lo menos, en estos momentos la mayoría del contenido de internet se encuentra en un formato accesible. Un formato universal que permite a cualquier persona acceder a él independientemente de sus capacidades técnicas, cognitivas o físicas. Y existen además entidades, como W3C, sin ánimo de lucro que luchan porque así siga siendo.
Quizás ahora, el obstáculo a esquivar, sea el del control gubernamental, la mediación privada y la pobreza. Todos ellos, están dificultando el acceso a esta maravillosa Inteligencia colectiva.
¿El poder reside en el conocimiento?.
[1] The human face of big data, Smolan, R., & Erwitt, J. New York: Sterling 2012 [2] Tendencias en educación en la sociedad de las tecnologías de la información, Adell J. Publicado en EDUTEC, Revista Electrónica de Tecnología Educativa, nº 7, noviembre de 1997, ISSN: 1135-9250.